Construida en el siglo XII, 25 metros de alto y con cuatro grandes saeteras en su fachada, constituía una de las más importantes defensas de las murallas de la ciudad. Guardaba la Barbacana y la desaparecida Puerta del Cañuelo.
Hay dos teorías sobre su nombre; una de ellas hace referencia a los Aliatares, tribu almohade encargada de su defensa. La otra supone que el nombre derivaría de Altar, ya que en el siglo XV se la nombra como Torre de los Altares.
El reloj data del siglo XIX, marcando desde entonces la hora de los baezanos. Las almenas que la coronan, fueron hechas en pago de la sanción que el alcalde de la época, D. Manuel Garzón, impuso a un comerciante de la plaza que se negaba a retirar unas cajas de la puerta de su tienda.
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